viernes, 18 de diciembre de 2009

Adolescencia


Adolescencia

Sentada sobre la aldaba del aljibe
Balanceo mis pies, escudriñando la punta de mis zapatos.
Las piedritas que caen, suenan distantes,
Es agua se sabe profunda, solo el Eco la descubre.

El patio huele a Glisinas frescas de septiembre,
El violeta de los racimos de flores se agita suavemente,
El aire se cuela entre los helechos de mi madre,
Las baldosas relucen al sol de la tarde
Mis fantasías se escapan, nada las detiene.

Comparto sus juegos,
Sigo su carrera en bicicleta por la calle de las vías,
El corre veloz a través de los juncos,
¿Las plumas? ¿Los juncos?
Los indios espían nuestra travesía, nuestra huida.
¿Atravesamos su campamento? ¿Juncos en flor?
No tengo miedo. Tengo ansias.

El final del camino se aproxima.
La ruidosa laguna inundada de patos nos espera!
Comparto con aquel adolescente la misma pasión.
Y ellos, los patos, lo saben.
Arrojamos guijarros solo por verlos volar.

Miramos como se alzan, en impetuoso aleteo de plumas,
En un escándalo de azul, contraste tenue con el celeste pálido de la tarde, que se va coloreando de atardecer.
Los patos vuelan bajo y lejanos ya,
Lo miro,
una sonrisa cómplice se dibuja en nuestros labios.
Es mi adolescencia que despierta, prematura.

La vos de mi madre llega desde la salita,
Vas allegar tarde a la lección de Piano!!