sábado, 14 de noviembre de 2009

Hace bastante de este cuentito, y no me reconozco en el, quizás es el paso del tiempo que nos cambia el punto de vista.
También lo comparto con ustedes.


El espejo

Todas las mañanas me devolvía la imagen triste y apagada de alguien que ya no espera nada de la vida, sin embargo, esta, la ultima mañana de la locura, decidió que ese , su espejo esta vez le iba a devolver la mirada que deseaba ver desde hacía tiempo, salio de su cama, sin mirarlo, se dirigió al cuarto de baño, se ducho como cada mañana y salio del cuarto para vestirse, otra vez sin dirigirle la mirada, paso de nuevo delante del intruso y mudo testigo de su tristeza, le volvió la cara, no lo ignoró, solo no se digno mirarlo, parecía que la perseguía, No, se dijo, esta vez no lo lograras, se peino sin mirarse, su cabello obedeció sin inmutarse, se pinto los labios con el carmín de siempre, el que conocía la huella de sus labios, y después de la taza de café..decidió que ahora si, que ahora era tiempo de devolverle el favor, Fue hasta el espejo, lo miro, le sonrió y dijo:
- “Esta es la ultima vez que ves este rostro triste a pesar del carmín, mañana, el carmín se habra tornado Morado, y mis ojos y labios estarán sellados”

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