lunes, 16 de noviembre de 2009




Quimba.
Ella merece muchos capítulos de este lugarcito en el espacio. Quimba es mi perra pastor alemán desde el año 1999, ella vino a llenar un poquito el vacio que Gunda había dejado hacia un par de meses después de 11 años.
Quimba fue siempre la perra mas traviesa e inquieta que haya tenido, siempre dije que era como la hija de la vejez porque siempre fue muy mimada y no trabajo tirando de mi silla como las anteriores, quizás eso hizo que se dedicara a mimarme y no a ser la ayudante incondicional que fueron mis otras perras. Ella es juguetona, amable, interesada, muy activa y además muy linda, claro, yo amo a Quimba y eso hace que diga que es bellísima, pero en verdad lo es. Hace un tiempo comenzó con algunos problemas para caminar y el veterinario creyó que sufría de displasia de cadera, como muchos de su raza, sin embargo al pasar el tiempo hemos descubierto que no, que lo que padece es Síndrome de cauda equina, yo nunca supe de eso hasta ahora. Ella ya hace dos meses que no camina, el cuarto trasero se le ha inmovilizado y se arrastra para andar, le cuesta mucho asi que lo hace poquitito. La ayudo todo lo que puedo, pero no es suficiente. Hay veces en que pierdo la paciencia y me enojo, pero también sé que es su último tiempo conmigo así que debo hacer que se sienta feliz como siempre lo fue. Eso es lo bueno de su vida. Fue un animalito feliz. Ella y su pelota que funciona como chupete y ella y su total dependencia de mi. La voy a extrañar muchísimo porque ha sido mi compañera desde hace más de 10 años y porque he llorado con ella y también me reí con ella y los ratos que pasamos en el parque .Juntando piñas. Si, las dos hemos juntado piñas para encender la salamandra. Quimba, te dedico este espacio por amarme incondicionalmente, aun cuando tuve mis malos ratos.

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